Aciprensa
Todos
los Santos
Para los creyentes, la fiesta
de Todos los Santos refleja la fe en el futuro para quienes esperan y viven
según el Evangelio predicado por Jesús. El respeto a los restos mortales de
quienes murieron en la fe y su recuerdo, se inscribe en la veneración de
quienes han sido «templos del Espíritu Santo».
La fiesta
de Todos los Fieles Difuntos fue instituida por San Odilón, monje
benedictino y quinto Abad de Cluny en Francia el 31 de octubre del año 998. Al
cumplirse el milenario de esta festividad, el papa Juan Pablo II recordó que
«San Odilón deseó exhortar a sus monjes a rezar de modo especial por los
difuntos. A partir del Abad de Cluny comenzó a extenderse la costumbre de
interceder solemnemente por los difuntos, y llegó a convertirse en lo que San
Odilón llamó la Fiesta de los Muertos, práctica todavía hoy en vigor en la
Iglesia universal».
«Al rezar por los muertos —decía el Santo Padre—, la Iglesia contempla
sobre todo el misterio de la Resurrección de Cristo que por su Cruz nos obtiene
la salvación y la vida eterna. La Iglesia espera en la salvación eterna de
todos sus hijos y de todos los hombres».Tras subrayar la importancia de las
oraciones por los difuntos, el Pontífice afirma que las «oraciones de
intercesión y de súplica que la Iglesia no cesa de dirigir a Dios tienen un
gran valor. El Señor siempre se conmueve por las súplicas de sus hijos, porque
es Dios de vivos. La Iglesia cree que las almas del purgatorio “son ayudadas
por la intercesión de los fieles, y sobre todo, por el sacrificio propiciatorio
del altar”, así como “por la caridad y otras obras de piedad”».
En razón a ello, el Papa a los católicos «a rezar con fervor por los
difuntos, por sus familias y por todos nuestros hermanos y hermanas que han
fallecido, para que reciban la remisión de las penas debidas a sus pecados y
escuchen la llamada del Señor».
¿Qué es y qué
significa «Halloween»?
Halloween deriva de All hallow's eve, expresión del inglés antiguo que significa ‘víspera de todos los santos’, ya que se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos. Sin embargo, la antigua costumbre anglosajona le ha robado su estricto sentido religioso para celebrar en su lugar la noche del terror, de las brujas y los fantasmas. Halloween marca un triste retorno al antiguo paganismo, tendencia que se ha propagado también entre los pueblos hispanos.
Cultura y negocio del terror
Halloween deriva de All hallow's eve, expresión del inglés antiguo que significa ‘víspera de todos los santos’, ya que se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos. Sin embargo, la antigua costumbre anglosajona le ha robado su estricto sentido religioso para celebrar en su lugar la noche del terror, de las brujas y los fantasmas. Halloween marca un triste retorno al antiguo paganismo, tendencia que se ha propagado también entre los pueblos hispanos.
Cultura y negocio del terror
Una cultura de consumo que propicia y aprovecha las oportunidades para
hacer negocios, sin importar cómo. Hollywood ha contribuido a la difusión del
Halloween con una serie de películas en las cuales la violencia gráfica y los
asesinatos crean en el espectador un estado morboso de angustia y ansiedad.
Estas películas son vistas por adultos y niños, creando miedo en estos últimos
y una idea errónea de la realidad. El Halloween hoy es, sobre todo, un gran
negocio. Máscaras, disfraces, dulces, maquillaje y demás artículos necesarios
son un motor más que suficiente para que algunos empresarios fomenten el
«consumo del terror». Se busca además favorecer la imitación de las costumbres
norteamericanas por considerarse que esto está bien porque este país tiene
chapa de «superior».
Pensándolo desde la fe
Una propuesta de temas para considerar detenidamente nuestra fe católica
y la actitud que debemos tomar ante el Halloween.
Ante todos estos elementos que componen hoy el Halloween, vale la pena
reflexionar y hacerse las siguientes preguntas:
1. ¿Es que, con tal que se diviertan, podemos
aceptar que los niños al visitar las casas de los vecinos, exijan dulces a
cambio de no hacerles un daño (estropear muros, romper huevos en las puertas,
etc.)? Respecto de la conducta de los demás se puede leer el criterio de
Nuestro Señor Jesucristo en Lc 6, 31.
2. ¿Qué experiencia (moral o religiosa) queda en el
niño que para «divertirse» ha usado disfraces de diablos, brujas, muertos,
monstruos, vampiros y demás personajes relacionados principalmente con el mal y
el ocultismo, sobre todo cuando la televisión y el cine identifican estos
disfraces con personajes contrarios a la sana moral, a la fe y a los valores
del Evangelio.? Veamos qué dice Nuestro Señor Jesucristo del mal y lo malo en
Mt 7, 17 y Mt 6, 13. La Palabra de Dios nos habla de esto también en 1 Pe 3,
8-12.
3. ¿Cómo podemos justificar como padres de una
familia cristiana que nuestros hijos, el día de Halloween hagan daño a las
propiedades ajenas? ¿No seríamos totalmente incongruentes con la educación que
hemos venido proponiendo en la cual se debe respetar a los demás y que las
travesuras o maldades no son buenas? ¿No sería esto aceptar que, por lo menos,
una vez al año se puede hacer el mal al prójimo? ¡Qué nos enseña Nuestro Señor
Jesucristo sobre el prójimo? Leamos Mt 22, 37-40.
4. Con los disfraces y la identificación que existe
con los personajes del cine ... ¿no estamos promoviendo en la conciencia de los
pequeños que el mal y el demonio son solo fantasías, un mundo irreal que nada
tiene que ver con nuestras vidas y que por lo tanto no nos afectan? La Palabra
de Dios afirma la existencia del diablo, del enemigo de Dios en St 4, 7; 1 Pe
5, 18; Ef 6, 11; Lc 4, 2; Lc 25, 41.
5. ¿Qué experiencia religiosa o moral queda después
de la fiesta del Halloween?
6. ¿No es Halloween otra forma de relativismo
religioso con la cual vamos permitiendo que nuestra fe y nuestra vida
cristianas se vean debilitadas?
Si aceptamos todas estas ideas y las tomamos a la ligera en «aras de la
diversión de los niños» ¿Qué diremos a los jóvenes (a quienes durante su
infancia les permitimos jugar al Halloween) cuando acudan a los brujos,
hechiceros, médiums, y los que leen las cartas y todas esas actividades
contrarias a lo que nos enseña la Biblia?
Es que nosotros, como cristianos, mensajeros de la paz, el amor, la
justicia, portadores de la luz para el mundo ¿podemos identificarnos con una
actividad en donde todos sus elementos hablan de temor, injusticia, miedo y
oscuridad? Sobre el tema de la paz podemos leer Fil 4, 9 y Gal 5, 22. Ver qué
dice Jesús sobre esto en Mt 5, 14 y Jn 8, 12.
Si somos sinceros con nosotros mismos y buscamos ser fieles a los
valores de la Iglesia católica, llegaremos a la conclusión de que el Halloween
no tiene nada que ver con nuestro recuerdo cristiano de los Fieles Difuntos, y
que todas sus connotaciones son nocivas y contrarias a los principios
elementales de nuestra fe.
Sugerencias para los padres de familia
¿Cómo darle a los hijos una enseñanza auténtica de la fe católica en
estas fechas? ¿Cómo hacer que se diviertan con un propósito verdaderamente
católico y cristiano? ¿Qué podemos enseñarles a los niños sobre esta fiesta?
Ante la realidad que inunda nuestro medio y que es promovida sin medida
por el consumismo nos preguntamos ¿qué hacer? ¿Taparnos los ojos para no ver la
realidad? ¿Buscar buenas excusas para justificar su presencia y no darle mayor
importancia a este «juego»? ¿Debemos prohibirles a nuestros hijos participar en
el Halloween mientras que sus vecinos y amigos se «divierten»? ¿Serían capaces
los niños de entender todos los peligros que corren y por qué de nuestra
negativa a participar en esto?
La respuesta no es sencilla, sin embargo creemos que sí hay algunas
cosas que podemos hacer:
Lo primero es organizar una catequesis con los niños en los días
anteriores al Halloween, con el objeto de enseñarles el por qué de la
festividad católica de Todos los Santos y los Fieles Difuntos, haciéndoles ver
la importancia de celebrar nuestros Santos, como modelos de la fe, como
verdaderos seguidores de Cristo.
En las catequesis y actividades previas a estas fechas, es buena idea
que nuestros hijos inviten a sus amigos, para que se atenúe el impacto de
rechazo social y sus compañeros entiendan por qué no participan de la misma
forma que todo el mundo.
Debemos explicarles de manera sencilla y clara, pero firme, lo negativo
que hay en el Halloween y la manera en que se festeja. Es necesario explicarles
que Dios quiere que seamos buenos y que no nos identifiquemos ni con las brujas
ni con los monstruos, pues nosotros somos hijos de Dios.
Proponemos a los padres de familia una opción para sus hijos, pues
seguramente los niños querrán salir con sus amigos en la noche del Halloween:
Los niños pueden disfrazarse de ángeles y preparar pequeñas bolsas con
dulces, regalos o tarjetitas con mensajes y pasar de casa en casa, y en lugar
de hacer el «obsequio o truco» o de pedir dulces, regalarlos a los hogares que
visiten y que expliquen que entregan dulces porque la Iglesia católica tendrá
muy pronto una fiesta muy importante en la que se celebra a todos aquellos que
fueron como nosotros deberíamos ser: los Santos.
Aunque este cambio no será sencillo para los
niños, es necesario vivir congruentemente con nuestra fe, y no permitir que los
más pequeños tomen como algo natural la connotación negativa del Halloween. Con
valor y sentido cristiano, los católicos podemos dar a estas fechas, el
significado que tienen en el marco de nuestra fe.